HÁBITOS PARA VIVIR UN AÑO NUEVO VICTORIOSO
Ya han pasado casi tres meses desde que empezó el año 2022. Lo cierto es que cada nuevo ciclo trae consigo una nueva esperanza, esperanza de recuperar sueños perdidos, de retomar iniciativas y de lograr metas.
El cristiano no escapa a esta realidad, pero es sumamente importante que se entienda que existen hábitos que son los que van a garantizarle la victoria. Un hábito en palabras sencillas es lo que hacemos de manera continua, es una rutina que llevamos a cabo. Esta definición nos lleva a pensar que es importante que revisemos nuestras rutinas espirituales, si seguimos haciendo lo mismo obtendremos los mismos resultados.
A continuación, describo tres de los hábitos que considero más relevantes:
- Hábito #1: La Oración
La palabra de Dios nos motiva a orar sin cesar. Jesucristo que es nuestro modelo por excelencia nos enseñó a través de su ejemplo que debíamos orar continuamente. Tener intimidad con Dios a través de la oración nos lleva a conocerle en otras dimensiones, la oración nos permite solicitar ayuda, pedir fuerzas para cumplir las metas trazadas y además nos permite obtener la sabiduría y la dirección que necesitamos.
El escritor del libro de los hebreos nos dice que nos acerquemos al trono de la gracia para alcanzar el oportuno socorro. No podemos esperar estar ante una eventualidad adversa para acercarnos a Dios, hay que hacerlo de continuo, fuimos creados para tener comunión con nuestro padre celestial.
“Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17)
- Hábito #2: La Meditación continua de la Palabra de Dios
Sino que en la ley del SEÑOR está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Salmo 1:3
Uno de los hábitos más poderoso que puede tener un cristiano es meditar la palabra de Dios de día y de noche. En la actualidad estamos inundados de información, a través de las redes somos bombardeados de noticias, de artículos y de todo lo que pueda imaginarse; debemos admitir que perdemos un tiempo valioso buscando opiniones sobre temas de interés y pocas veces nos detenemos a pensar en que dice la palabra de Dios respecto a eso que estamos leyendo o estudiando.
La palabra de Dios es viva, eficaz y libera. Nuestro adversario, el diablo es un experto engañándonos a través de fábulas y cuentos mundanos, es un experto tergiversando los hechos y es un experto en las mentiras, de hecho, la palabra dice que es el padre de mentira. La Palabra de Dios nos permite conocer la Verdad de Dios y a Dios mismo. Ese conocimiento nos libera y nos permite descansar en lo que Dios ha dicho.
Me permito citar a uno de los grandes predicadores Charles Spurgeon, refiriéndose a la palabra de Dios dice:
A algunas personas les gusta leer muchos capítulos de la Biblia al día. No los disuado de la práctica, pero me gustaría dejar mi alma remojando en una media docena de versos todo el día que enjuagar mis manos en varios capítulos. Oh, bañarse en un texto de las escrituras y dejarlo que enjabone tu alma hasta que sature tu corazón. Establece tu corazón en la palabra de Dios. Deja que tu naturaleza entera sea inmersa en ella como una tela en un tinte.
Me gusta eso de dejar el alma en remojo. Jesucristo vino a sanar los corazones, nuestras almas fragmentadas necesitan remojarse en la palabra de Dios para poder ser restauradas y sanadas.
- Hábito #3: El Sometimiento Continuo a Dios y a su Palabra
El Apóstol Santiago nos indica lo siguiente en el capítulo 4:7: Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.
No es tan solo meditar la palabra de Dios, la gran victoria se encuentra en aplicar la palabra. A eso le llamo sometimiento a Dios. Nosotros estamos llamados a someternos voluntariamente a las órdenes que recibimos de nuestro padre celestial, a través de su palabra. Si Dios nos dice en su palabra que debemos perdonar, hay que perdonar, si Dios nos dice en su palabra que hay que amar al prójimo como a nosotros mismos, pues hay que amarlo y así sucesivamente. Dios tiene mandamientos en las Santas Escrituras que deben ser cumplidos a cabalidad, eso es estar sometidos a su perfecta voluntad.
Dios nos ayude a adoptar estos hábitos para vivir la Vida en Abundancia que Jesucristo vino a traer para cada uno de nosotros. Juan 10:10.